miércoles, 3 de febrero de 2016

Inicio de año agresivo, pero los mercados bursátiles continúan alcistas.

Hace algunos meses, los mercados bursátiles alcanzaban niveles récord tan seguido que al encender el monitor ya no nos sorprendía la baja volatilidad y la fiesta que gozaban los operadores; pero un día abrimos los ojos de ese encantador sueño y experimentamos la realidad del frankenstein que nuestros planificadores centrales continúan creando y un día despertará.
Desde aproximadamente agosto del 2015, la expectativa de incremento de tasas empezó avivar los temores de esos eufóricos compradores irracionales, que justificaban los precios irrisorios de las acciones y comenzamos a ver de un momento a otro el incremento exponencial de la volatilidad. El Dow Jones caía más de 900 puntos en una semana y a la siguiente los volvía a subir. Repentinamente empezó una ola de ventas agresiva por parte los grandes jugadores.
Existen muchos factores que se derivan de este comportamiento, pero la razón más importante es que ninguna burbuja es para siempre y alrededor del mundo están mostrando señales de agotamiento. Sin embargo, pese a todos los riesgos que ya se han mencionado en este espacio, siendo objetivos, los principales índices bursátiles americanos continúan en alza.
El Dow Jones se mantiene en bull market, confirmando con esta línea de tendencia alcista y de hacer una rotura podría decirse lo contrario.



En el grafico semanal el Dow tiene un soporte de manera Horizontal en 15,500 y 16,000 unidades que de romper los niveles, confirmarían también este cambio de tendencia. Por otro lado, una resistencia entre los 18,250 y 18,300 que el superar estos precios llevarían al índice a nuevos máximos.



Desde la perspectiva mensual, el S&P 500 es aún más clara su tendencia ascendente, iniciando el trazo de la línea a principios del 2009 con las medidas adoptadas en la nueva burbuja de recuperación económica.
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En el gráfico semanal, trazando de manera horizontal el selectivo S&P 500 tiene un soporte en las 18,000 unidades que de perforarla confirmaría un Bear Market y una resistencia en 12,125 que de romperla indicaría un nuevo récord y posibles nuevas alzas.
El oscilador RSI que se muestra abajo del gráfico mismo, indica que si se perfora esa línea descendente, podría tener suficiente fuerza para acercarse a la resistencia mencionada o llevarlo a niveles de sobreventa.


En el caso del IPC en México, de una rotura por debajo las 40,000 unidades podría pasar a dirigirse a su siguiente línea de tendencia y de superar arriba de 46,000 llegaría más alto.


Los próximos meses marcarán la pauta importante para ver hacia donde evolucionan los precios de los mercados y veremos en que terminan todas esas advertencias que incluso Carstens ha hecho, y que seguramente lo agobian sin cenar por las noches.

Japón, un miembro más en las polémicas tasas de interés negativas.

Japón es una economía estancada desde hace más de dos décadas, que prueba de manera contundente que la emisión de moneda desmedida no ha resultado en ningún incremento verdadero de la demanda o actividad económica.
Si la Reserva Federal, el Banco Central Europeo y otros bancos centrales, han experimentado con la política monetaria de diferentes maneras; El Banco Central de Japón los hace ver como un juego de niños, ya que ha implementado programas de QE (flexibilización cuantitativa) de manera más agresiva, buscando desesperadamente entre sus metas, el querer llevar la delantera en la “guerra de divisas” y hacer del débil Yen el medio para impulsar las exportaciones. La ironía es que aún así tiene una deflación más profunda que otras economías desarrolladas y la deuda pública más escalofriante, que se sitúa en más del 250% con respecto al producto interno bruto y año con año va en aumento.
Como ninguna medida del BOJ (Banco Central de Japón) parece funcionar, se han sumado a NIRP (tasas de interés negativas) aplicando un -0.1%, en un intento fallido más por alentar al sistema bancario a prestar inmediatamente el dinero y estimular la demanda de la economía real; cruda realidad que la mayoría del crédito también termina en activos financieros y el efecto goteo en la mayoría es escaso o nulo. Prueba de las buenas noticias para los especuladores, es que el índice NIKKEI rápidamente reaccionó en una alza del 3%. Pero por otra parte, con estas políticas de tasas bajas de dos décadas lo que sí ha logrado Japón, es castigar la buena cultura del ahorro arraigada de sus habitantes, obligándolos a gastar y con esta medida lo que se desea es que se haga a toda costa.
Mostrando su escepticismo Izumi Devalier, un economista representante del HSBC de Japón, dijo: “Las tasas de interés ya están en mínimos históricos, no esperamos que estas medidas tengan un impacto significativo en la economía real, o la inflación.”
Según el comunicado del BOJ, su más grande preocupación es caer en la espiral deflacionista de la que tanto huyen y que no puedan alcanzar la meta de inflación que llevan años persiguiendo del 2%; incluso no descartan bajar más del 0.1% si lo consideran necesario. Con esto, Japón se adhiere a los países que pasaron de 0% a intereses negativos como Suiza (-0.75%), Suecia (-1.1%) y Dinamarca (-0.65%). Es cuestión de tiempo para que la recesiva economía de Estados Unidos abandone esas advertencias de más alzas paulatinas de tasas y regrese a ZIRP (política de interés 0), para sumarse con el tiempo a este ingenioso método por mantener el enfermo sistema financiero a flote. Algo que no descarta Janet Yellen, ya que lo ha dejado de entrever en una audiencia ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes en Noviembre del 2015, donde mencionó que “podría llevar las tasas de interés por debajo de 0% si la economía Estadounidense empeorara.”
En conclusión, después de años de ZIRP, QE y recientemente NIRP, intentando impulsar la demanda, queda claro que los bancos centrales son cada vez más impotentes cuando se trata de manipular la economía. Pueden imprimir todo el dinero que quieran, pero no el crecimiento económico, los gobiernos por aferrarse a expectativas poco realistas, están haciendo una enorme apuesta a estos grandes experimentos que causarán inevitablemente la ruina del sistema entero.

Los mercados se desploman a falta de metanfetaminas.

Cuántas veces al día escuchamos del pánico que se apodera de los mercados desde el inicio de este año, surgiendo diversas explicaciones y entre la más común la caída del precio del petróleo o la preocupación China.
Sin embargo, la ola de ventas en Estados Unidos está más relacionada con un fenómeno que ya hemos advertido desde hace tiempo. El sistema fue apalancado por medio de crédito para sostenerse unos cuantos años más a partir del 2008, a estas alturas se revela que el problema jamás se resolvió, la idea fue crear un efecto de riqueza temporal como lo mencionó en su entrevista en la CNBC el ex presidente de la Reserva Federal de Dallas Richard Fisher. Ni siquiera se les pasó por la mente a nuestros líderes, tomar las medidas adecuadas y dolorosas para que el capitalismo continuara y desechara a los perdedores; al contrario, el sistema recompensó a los responsables y creó un “apartheid de las tasas de interés”. Este término hace alusión a la separación de razas que se dio en Sudáfrica en cierta época, donde los blancos eran la raza dominante. Conforme a esta idea, las tasas de interés de la FED separaban a banqueros, especuladores, transnacionales y políticos como los dominantes que pudieron beneficiarse, mientras que el resto de la población tuvo que conformarse con el escaso o nulo efecto goteo del crédito, sin traducirse en un verdadero progreso económico.
Prueba de esto es que en noviembre del 2010 Ben Bernanke ex presidente de la Reserva Federal escribió en el Washington Post una publicación donde justificaba el QE2 y expuso las bases de este efecto goteo. Basándose en su teoría el QE2 aumentaría el precio de las acciones, justificando que de esa manera la gente ganaría más dinero, estaría más contenta y saldría a gastar, lo que se reflejaba en mayor consumo, por lo tanto un mayor crecimiento. El problema es que incluso ese efecto goteo se acumuló en la elite.
Esto se debe a que sólo 13 grandes bancos comerciales son los que están en contacto directo con los principales bancos centrales y ellos deciden qué  hacer y cómo ganar más dinero con toda esa liquidez que se les otorga. La liquidez comúnmente va a parar en el mercado bursátil o el mercado de bonos del tesoro y de ahí viene la deflación que enfrentan las economías y la hiperinflación en activos, algo que a Krugman seguramente se le olvidó explicar.
En el siguiente gráfico, la línea azul representa la tasa referencial de la FED, que como podemos notar disminuye desde el 2009 y cae a niveles del 0% hasta diciembre del año pasado. Por otra parte, la línea verde es la masa monetaria creada de la tasa referencial antes mencionada que se distinguen con la línea azul. Esta masa monetaria empieza a moverse muy cerca de la línea roja que representa el índice con mayor panorama del mercado americano el Wilshire 5000, lo cual significa que la masa monetaria creada de bajas tasas terminó casi por completo en la bolsa, como se dijo anteriormente.



Notemos ahora más de cerca en la siguiente imagen del mismo gráfico, que tanto la línea verde como la roja, empieza a menguar primeramente por el anuncio del fin del QE3 que la FED hizo en Octubre del 2014 y la expectativa de subida de tipos de interés posterior, para culminar con la famosa subida de manera muy insignificante en diciembre, un incremento en la línea azul que apenas si se puede distinguir en el gráfico. Haciendo alusión a un ejemplo para entender mejor estos aspectos técnicos, los grandes inversores adictos a la metanfetamina del 0% se quedaron sin un poco de su droga, lo que quiere decir que el dinero inteligente empezó a salir tras el anuncio del fin del QE3 y la expectativa de subir los tipos de interés. Mientras tanto, gracias a la maquina propagandística que tiene a su disposición Wall Street, se alentaba la codicia de los ingenuos para comprar en niveles caros.
Dando un zoom más profundo a la imagen, podemos ver cómo se construyen actualmente las posiciones cortas, después del periodo de distribución del 2015, donde al parecer el mercado ya alcanzó su techo, mientras tanto la masa monetaria está adelantándose al índice, indicando la posible caída que podría suscitarse en el Wilshire 5000 y entrar oficialmente en un Bear Market.


En términos de análisis técnico, el índice deja un patrón hombro cabeza hombro, lo cual es una señal más de caída que se asoma este año; patrón similar al que dejó  el mercado en el 2008. Un tema que aún deja de que hablar y despierta la inquietud por olvidarse de buscar los próximos soportes para comprar, volviéndose más atractivo el aceptar el cambio de tendencia y sumarse a las posiciones cortas.

Lo probable es que esta vez la FED no podrá rescatar la caída en picada de los mercados, como lo mencionó el mismo Richard Fisher.